Entre la gente había muchos comentarios acerca de El. Unos
decían: Es bueno. Otros decían: No, sino que engaña al pueblo". (Jn. 7,
12)
Por supuesto, no todos hablaban bien de El. Jesús generaba
polémica. Ante El nadie se queda indiferente. Unos se pronuncian en favor, y
otros, en contra; unos lo aceptan, otros lo rechazan.
Como hemos sabido desde el principio, a los oídos de Jesús
llegaron muchas palabras de elogio, de estímulo, de reconocimiento mas estuvo
dispuesto aesuchar otros comentarios menos gratificantes.
Veamos unos pocos ejemplos:
Los judíos en el Templo le dijeron:
"¿Qué señal nos muestras para obrar así?" (Jn. 2,
18).
"Trataban con mayor empeño en matarle, porque no sólo
quebrantaba el sábado, sino que llamaba a Dios su propio Padre" (Jn. 5,
18).
Sus propios Discípulos dudaron de El y lo abandonaron:
"Muchos de sus discípulos, al oírle, le dijeron: Es duro este lenguaje.
¿Quién puede escucharlo?... Desde entonces muchos de sus discípulos se
volvieron atrás" (Jn. 6, 60-66).
Sus familiares cercanos lo conminaron a marcharse a Judea,
pues, dice el Evangelio, ni siquiera ellos creían en El.
La gente a la que tanto favoreció murmuraba que "tenía
el demonio" y "que de Galilea no sale ningún profeta".
Los fariseos decían que no podía venir de Dios porque no
guardaba el sábado y se ufanaban en afirmar que "este hombre es un
pecador".
Los guardias del templo le increparon su respuesta al Sumo
Sacerdote con una bofetada; los soldados romanos le trenzaron una corona de
espinas y se burlaban diciéndole: "Salve, rey de los judíos, y le daban
bofetadas"; la muchedumbre le gritaba: "¡Fuera, fuera, crucifícale!".
Eres lo que vales delante de Dios
Estimado amigo, que lees este artículo reflexiona en lo siguiente:
¿hablan todos bien de ti?
¿Has escuchado
comentarios negativos respecto a ti mismo?
¿Cuáles son los comentarios que más
te han dañado?
¿Tenía razón la gente que dijo eso?
Jesús nos enseña a aceptar también el rechazo, la crítica e
incluso los desprecios. Si te molestas cuando hablan mal de ti, si no estás
dispuesto a avanzar aún en medio de las murmuraciones, pídile a Jesús que te
ayude a tener esa cualidad que El tuvo, de ser quien era, de conservar su
autoestima aun en medio de la burla y el escarnio.
Recuerda que no eres más santo por lo que te alaben, ni más
pecador por lo que te desprecien. Lo que eres delante de Dios, sólo eso eres
("Imitación de Cristo", Tomás de Kempis).
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