sábado, 31 de enero de 2015

¿Qué es la Renovación Carismática Católica?


Es un movimiento mundial, pero no uniforme, ni unificado.
 No tiene fundador particular, ni un grupo de fundadores como muchos otros movimientos.
   
¿Qué es la Renovación Carismática Católica?

La Renovación Carismática Católica (RCC) es una corriente de gracia por medio de la cual el Espíritu de Dios nos lleva a vivir de manera vivencial la realidad del Cuerpo de Cristo.

La Renovación es una conversión y entrega constante a Dios, una docilidad creciente al Espíritu Santo. De allí que para la Iglesia, la Renovación es un Pentecostés actual para renovar la Iglesia de hoy. La RCC, más que ser un movimiento en la Iglesia, es la Iglesia en movimiento.

En ese sentido se expresó el cardenal Leon Joseph Suenens cuando escribió en su Carta Pastoral para Pentecostés de 1973 lo siguiente: “Digamos de una vez que no se trata de un Movimiento nuevo en el sentido usual del término, sino de una corriente de gracias que el Espíritu Santo hace surgir por todas partes. La Renovación Carismática no es un movimiento, sino el moverse del Espíritu Santo”.

Por su parte, monseñor Alfonso Uribe Jaramillo (Colombia), la definió de esta forma:

La RCC es:

- Un mejor conocimiento de la Persona y de la Obra del Espíritu Santo.

- Una experiencia profunda de su presencia en nosotros y de acción en nuestras vidas.
Una entrega sin limitaciones a la conducción del Espíritu Santo y una constante docilidad para seguir sus inspiraciones.

- Es la renovación del amor en todas sus proyecciones (Del libro: “Conozca la Renovación Carismática”).


El padre Benigno Juanes s.j., destacado líder de la RCC de República Dominicana, la define de esta manera: “La Renovación Cristiana en el Espíritu Santo –como también se conoce en algunos países a la RCC– es el redescubrimiento experimental del poder del Espíritu Santo en cada uno y en la Iglesia, y la apertura a su acción, para vivir el Evangelio en plenitud (hasta sus últimas consecuencias), para evangelizar con poder, ser testigos de Cristo resucitado y renovar todas las formas de presencia –y servicio– de Cristo en la Iglesia y en el mundo” 
(Del libro: “¿Qué es la Renovación Carismática Católica y qué pretende?”).


Fundamentación Teológica de la Renovación

La base teológica de la Renovación Carismática está en el Misterio Trinitario y, particularmente en el conocimiento progresivo de la Persona del Espíritu Santo y en su acción insustituible e ininterrumpida en la Iglesia y en cada uno de nosotros. Pero la Renovación no se centra exclusivamente en el Espíritu Santo, minimizando la acción del Padre y la de Jesús. Muy al contrario, el Espíritu Santo es quien da al cristiano testimonio de Jesús (Jn 15, 26) y quien lo capacita para que sea testigo de su resurrección. Precisamente uno de los frutos de la Renovación es la proclamación alegre que muchos están haciendo de un Jesús vivo, «constituido Señor y Cristo por Dios» (Hch 2, 36) y a quien están sirviendo con gozo pascual.


Comunicamos una Experiencia Fundamental

Debemos conocer también qué es la Renovación Carismática, según los Estatutos del ICCRS, aprobados por S.S. Juan Pablo II. Allí se nos dice que: “La Renovación Carismática Católica es un movimiento mundial, pero no uniforme, ni unificado. No tiene fundador particular, ni un grupo de fundadores como muchos otros movimientos. No tiene lista de miembros participantes.

La Renovación Carismática es la reunión muy diversa de individuos, grupos y actividades, con frecuencia del todo independientes unos de otros, en diferentes grados y modos de desarrollo, con diversos énfasis; y que sin embargo participan de la misma experiencia fundamental y persiguen los mismos objetivos generales”.

Esta experiencia fundamental es la efusión del Espíritu Santo –o bautismo en el Espíritu–, que es una renovación de las gracias recibidas en nuestro bautismo sacramental, y que nos lleva a vivir la vida nueva en el Espíritu.


DIOS QUIERE LO MEJOR PARA TI PORQUE ERES SU HIJO



Ayer  en la  noche  no  podía   dormir  y  me  cuestionaba  algunas  cosas, reflexionaba  que ya han pasado varios años  que  sirvo a DIOS  y  que he  recibido muchas bendiciones,  grandes regalos que me  hacen ser  ahora   aquel que lucha  y se  desvive por  compartir la Buena nueva donde  el Señor me lleve.   Y  me doy  cuenta  de  que también a ti que  me lees:  Dios, ciertamente te ama como eres, pero te ama tanto que no te quiere dejar así. El quiere algo mucho mejor para ti.

Precisamente porque Dios te ama El quiere lo mejor y tiene un plan que El hizo con toda sabiduría y amor, tiene poder para realizar todas las cosas incomparablemente mejor de lo que nosotros podemos
pedir o pensar, con su poder que actúa en nosotros: Ef 3,20.

Su plan supera con mucho lo que tú te imaginas o puedes pensar para tu bien, Como el cielo aventaja a la tierra, así aventaja su plan al tuyo: Is 55,8-9.

Desde un principio nos creó a su imagen y semejanza. Llenos de su amor y cocreadores con El, capaces de ser sus representantes en este mundo.

---nos creó en armonía perfecta.
--- Con El: una relación personal intima y permanente.
----con los demás relaciones de justicia verdad y servicio.
----con nosotros mismos: con seguridad, paz y dominio propio.
----Con toda la creación: siendo libres y no esclavos de las cosas de este mundo.

----nos llenó de felicidad con su gozo, paz y unión.

viernes, 30 de enero de 2015

!!! SI YA TE DECIDISTE SIGUE¡¡¡


La mayoría de Jóvenes que hemos decidido seguir a Jesús en sus caminos nos enfrentamos a más problemas de los que antes teníamos, si bien las bendiciones por parte del Señor se multiplican, las pruebas que nos presenta el enemigo crecen, muchos amigos que antes andaban contigo te critican te rechazan por que intentas cambiar, porque vas a la pastoral o por que estas tratando de buscar a Dios, malos nombres y apodos no faltan en algunos países nos llaman “panderetas” “chupasirios” “aleluyas”, y quien sabe que otros apodos más, la consecuencia de esto es que muchos jóvenes que tratan de cambiar y de buscar a Dios inevitablemente caen, por culpa del que dirán mis amigos.
Pareciera que vamos contra el mundo, porque rechazamos la mayoría de propuestas negativas que este nos ofrece y por eso somos la diferencia, no es que seamos mejores pero sin duda alguna vamos contracorriente.

Tal vez te a pasado que llegas del grupo de jóvenes, gozoso y lleno de Dios y te encuentras todo lo contrario en tu casa: gritos, desorden, descalificación, criticas contra ti, no puedes equivocarte en nada cuando tal vez tus padres ya te dicen que eres un hipócrita que de que te sirve y a tanta reuniones, tal vez porque están enojados y se descargan contra ti, o porque tal vez tienen razón ya que a veces por andar mucho en las cosas de Dios olvidamos nuestras responsabilidades, y a Él no le gusta eso.

Sin embargo sea cual sea tu caso, simplemente ¡sigue! Recuerda que la verdadera búsqueda del reino de Dios no la ganamos estando solo en el grupo cantando alabando a Dios con nuestros amigos, la verdadera lucha la libramos en nuestros estudios siendo responsables y dando lo mejor, de esta manera alabamos a Dios, también en el trabajo aunque todos sean corruptos y tu tengas que hacer todas las cosas legalmente no te preocupes por que siendo justo con los empleados, los jefes, los clientes, estas de esta forma glorificando a Dios, en tu familia con tu ejemplo puedes reflejar en ti a Dios e influenciar a los demás, recuerda lo que dice la Biblia “cree tú y tu familia será salva” también en tu grupo de amigos mientras todos dan mal ejemplo, diciendo malas palabras, criticando, burlándose de los demás etc, tu en cambio demuestra todo lo contrario, aun cuando te llamen abuelo o amargado muy en el fondo tus amigos te admiraran, ¡sigue! No se trata de vivir en otro mundo o apartados de los demás se trata de ser mejor persona con la ayuda de nuestro mejor amigo: Jesús.

El camino no es nada fácil pero con Él todo lo podemos enfrentar, por más que queramos hacer las cosas a nuestro modo, siempre fallaremos pues somos humanos, pero si le entregas toda tu vida , y te abandonas en sus manos el camino se hace más fácil, por eso ¡no tires la toalla! ¡sigue perseverando! ¡aunque caigas, levántate y sigue! Dios necesita jóvenes de valor que se enfrenten con los problemas y males de este mundo y los venzan en Cristo, jóvenes rebeldes de la mediocridad, la injusticia, la guerra, el odio, jóvenes dispuestos a cambiar la sociedad, la Iglesia te necesita para que lleves con tu vida el evangelio y evangelices a los demás, no se trata de andar un Biblia debajo del brazo, y andar usando la palabra de Dios como un arma para criticar a medio mundo, y andar mandando “biblazos” a todo el mundo “por que la palabra de Dios dice... esto y lo otro” y ya te crees perfecto, más bien se trata de dar testimonio con nuestro forma de vivir, testimonio que influencia a todos los que conviven a tu alrededor, en esta fecha que en nuestra amada Iglesia celebramos a Cristo Rey” vale la pena analizar ¿quién es Dios para ti? Y si ¿Jesús de verdad reina en ti? Que es lo importante, será Dios el centro de tu vida, o solo una alternativa en los momentos de dificultad, todo esto es muy personal y hay que reflexionar profundamente sobre esto.


Sin embargo si estas buscando a Dios ¡sigue! Si ya tienes tiempo de andar en sus caminos ¡sigue! Si tienes te has apartado de Dios ¡búscalo! Y te aseguro que las cosas serán mejor, si estas sirviéndole al Señor en la Iglesia en el grupo de pastoral, como catequista, en el coro, en alguna misión, te felicito ¡sigue! Que el camino nunca acaba pero en Él tendremos nuevas fuerzas.

SOMOS TEMPLOS DE DIOS


En el momento del Bautismo vinieron a nuestra alma las tres personas de la Santísima Trinidad con el deseo de permanecer unidas a nuestra existencia. Esta presencia, especialísima, sólo se pierde por el pecado mortal.
San Agustín, al considerar esta inefable cercanía de Dios, exclamaba: “¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva!; he aquí que Tú estabas dentro de mí y yo fuera, y por fuera te buscaba (...) Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo. Me tenían lejos de Ti las cosas que, si no estuviesen en Ti, no serían. Tú me llamaste claramente y rompiste mi sordera; brillaste, resplandeciste, y curaste mi ceguedad”. (Confesiones, 10, 27, 38).
Los cristianos no debemos contentarnos con no perder a Dios: debemos buscarle constantemente en nosotros mismos procurando el recogimiento de los sentidos que tienden a distraerse, desparramarse y quedarse apegados a las cosas.
Para lograr este recogimiento, a algunos el Señor les pide que se retiren del mundo, pero Dios quiere que la mayoría de los cristianos (madres, estudiantes, trabajadores...) le encontremos en medio de nuestros quehaceres.
Mediante la mortificación habitual durante el día, guardamos para Dios los sentidos. ¡Es asombroso comprobar una y otra vez la estrecha relación que existe entre esta mortificación y el gozo interior!
Mortifiquemos la imaginación, librándola de pensamientos inútiles; mortifiquemos la memoria, echando a un lado recuerdos que no nos acercan al Señor; mortifiquemos la voluntad, cumpliendo con el deber concreto, porque el trabajo intenso, si está dirigido a Dios, lejos de impedir el diálogo con Él, lo facilita.
Desde los primeros siglos de la era cristiana, la palabra “Trinidad” nos ayuda a entender el misterio de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo (Mateo 28, 19), tres personas divinas en la perfecta unidad del amor, “porque Dios es Amor” (1 Juan 4, 8). El Espíritu Santo está en el alma del cristiano en gracia, para que cada vez se parezca más a Cristo, para moverlo al cumplimiento de la voluntad del Padre, y ayudarle en esa tarea.

¿Porqué sentirnos solos, si la Santísima Trinidad nos acompaña? Pidamos a la Virgen que nos enseñe a comprender esta dichosísima realidad. ¡Qué distinto es nuestro porte, nuestro comportamiento, nuestra conversación, aún en circunstancias difíciles, cuando tenemos conciencia de que somos templos de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo!

Roguemos a nuestra Madre: “¡Dios te salve María, templo y Sagrario de la Santísima Trinidad, ayúdame!”

HAY QUE CORRER RIESGOS


Muchas veces tenemos miedo...
Miedo de lo que podríamos no ser capaces de hacer. Miedo de lo que podrían pensar si lo intentamos. Dejamos que nuestros temores se apoderen de nuestras esperanzas.
Decimos que no, cuando queremos decir que sí.

Nos callamos cuando queremos gritar y gritamos con todos cuando deberíamos cerrar la boca.
¿Por qué? Después de todo sólo vivimos una vez. No hay tiempo de tener miedo.
Entonces basta.

Haz algo que nunca hiciste. Atrévete. Olvídate que te están mirando. Intenta la jugada imposible. Corre el riesgo. No te preocupes por ser aceptado. No te conformes con ser uno más. Nadie te ata. Nadie te obliga.

Sé tú mismo. No tienes nada que perder y todo,, todo por ganar. Muchas veces creemos en el destino. Rezamos, esperamos que las cosas pasen y nos olvidamos de lo más importante. ¡Creer en nosotros mismos! Nos conformamos en vez de arriesgarnos. Sin pensar que cada día que pasa nunca volverá.
Nada está escrito. Nada está hecho. Ni siquiera lo imposible. Todo depende de nuestra voluntad. De esa fuerza que nos sale de adentro. De decir "si puedo" a cada desafío. Tenemos el poder. Cuando estamos decididos.

Cuando estamos convencidos, cuando de verdad queremos algo, no hay obstáculo capaz de imponerse Si queremos podemos llegar alto, hacer lo que sea... 
Sólo hay que proponérselo. 
Si sueñas con ser el mejor del mundo...

Si sueñas con los aplausos... 
Si sueñas con ganar campeonatos...

EL ROSTRO DE LA VERDAD PARA EL FUTURO




San Pablo, de pie en medio del Aerópago dijo: "Atenienses, veo que vosotros sois, por todos los conceptos, los más respetuosos de la divinidad.
Pues al pasar y contemplar vuestros monumentos sagrados, he encontrado también un altar en el que estaba grabada esta inscripción: Al Dios Desconocido. Pues bien, lo que adoráis sin conocer, eso os vengo a anunciar". (Hch 17, 22-23).

San Pablo fue creativo, supo encontrar la puerta por donde entrar, para invitar a los atenienses al bien mayor. No comenzó condenándolos por su idolatría, sino reconociendo su respeto por las divinidades, les habló del único Dios verdadero.

Este quizás sea el reto más grande para los cristianos del Tercer Milenio: superar nuestra tendencia de condenar. Es mejor presentar la verdad de una manera clara, serena, atractiva.
Jesús nos dice: "Y Yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia Mí" (Jn. 12, 32)
La verdad, que es Jesús, debe ser proclamada de una manera que atraiga, y no impuesta con violencia. Es conveniente recordar las palabras que el Papa Juan Pablo II nos dejó a los cristianos del nuevo milenio.

"Otros capítulos dolorosos sobre el que los hijos de la Iglesia deben volver con ánimo abierto al arrepentimiento está constituido por la aceptación, manifestada especialmente en algunos siglos, de métodos de intolerancia e incluso de violencia en el servicio a la verdad...
De estos trazos dolorosos del pasado emerge una lección para el futuro, que debe llevar a todo cristiano a tener buena cuenta del principio de oro dictado por el Concilio: "La verdad no se impone sino por la fuerza de la misma verdad, que penetra, con suavidad y firmeza a la vez, en las almas". (Tertio Milenio Adveniente #35).

De ninguna manera se trata de quedarnos callados o de aceptar el error, la mentira, la desviación, el pecado, la injusticia, como algo normal y acostumbrarnos a vivir en un mundo en caos, se trata más bien de descubrir cuáles son las necesidades, los sueños, las aspiraciones, los temores de nuestros contemporáneos y presentarles a Jesús como el único que puede llenarlos totalmente.
El camino de acción ya nos lo enseñó Jesús cuando se puso a caminar con los discípulos de Emaús. Se acercó, los escuchó, los interrogó, luego los iluminó con la palabra y se sentó a partir el pan con ellos. (cf Lc 24, 13-35).

Gran parte de la humanidad camina como aquellos discípulos llenos de desilución y de tristeza, pero cuando es más grande el cansancio, el hambre, el vacío, es el momento para sentarse y partir el pan.

El tiempo que vivimos es un tiempo de gracia, la humanidad espera que ocurra algo o que venga alguien. ¡Qué puede ser más grande que el Espíritu Santo derramado nuevamente sobre la tierra!

miércoles, 21 de enero de 2015

LA VERDADERA JUVENTUD



JOVEN:  Si sabes mirar el mundo con los ojos nuevos, que te da la fe, entonces sabras salir a su encuentro con las manos tendidas en un gesto de amor. Sabrás descubrir en él, en medio de tanta miseria y tanta injusticia, presencias insospechadas de bondad, fascinadoras perspectivas de belleza, motivos fundados de esperanza en un mañana mejor. Si dejas que la Palabra de Dios entre en tu corazón y dejas que lo renueve, comprenderás que no es necesario rechazar todo lo que los adultos hacen, dicen  o  pretenden mostrarte para  tu  mayor  beneficio y  una  vida plena, y en particular tus padres, quienes te  han transmitido valores y principios. 

Sólo hay que discernir con sabiduría cada cosa, para descartar lo que es caduco y conservar lo que es válido y duradero. Más aún, descubrirás cuánta gratitud debes a los que te  han precedido, porque también ellos han esperado, luchado, sufrido. Y todo esto lo han hecho por ti. Ésta es, en efecto, la verdad: las jóvenes generaciones de ayer, las de tus padres y tus abuelos, afrontaron fatigas, dolores, renuncias por ti, con la esperanza de que se  ahorrasen las pruebas que se abatieron sobre ellos. Quizá no han conseguido transmitirnos la mejor parte de sí. Pero, si abre los ojos y descubrirás el amor que ha inspirado sus intentos y podrás reconocer en el pasado una fuerza más que un peso: una propuesta y una posibilidad más que un condicionamiento.

Si sabes responder a la llamada de Dios descubrirás -y muchos de ustedes sin duda lo han hecho- que la verdadera juventud es la que da Dios mismo. No la de la edad, anotada en el registro oficial, sino la que desborda de un corazón renovado por Dios. Descubrirás que el más joven puede ponerse al lado del mayor que él y entablar un diálogo dando y recibiendo algo con enriquecimiento recíproco y alegría siempre nueva.
Descubrirás que el más pobre, el más probado en el propio cuerpo, el más desprovisto humana y socialmente, puede ser en realidad el primero en el reino de los cielos, puede ser aquél o aquella de cuya mediación se sirve Dios para traer la salvación al mundo. Descubrirás que un enfermo, un moribundo puede unir su vida a la de Cristo y contribuir a cambiar el curso de las cosas, lo mismo que el más fuerte y el más sabio. Descubrirás dónde está la verdadera fuerza que puede transformar al mundo.

La verdadera fuerza está en Cristo, el Redentor del mundo. Este es el punto central de todo el discurso. Y éste es el momento de plantear la pregunta crucial: Este Jesús que fue joven como ustedes, que vivió ejemplarmente en una familia y conoció a fondo el mundo de los hombres,

¿quién es para ti? 
¿Es sólo un hombre, un gran hombre, un reformador social? 
¿Es sólo un profeta mal comprendido entre los suyos (cf. Jn. 1, 11) , y contestado en su tiempo (cf. Lc. 2, 34), y, por esto, condenado a muerte? 
¿O no es, más bien, el "Hijo del hombre", esto es, el hombre por excelencia, que en la realidad de la carne asume y resume las vicisitudes, las tribulaciones de los hombres sus hermanos, y a la vez, como "Hijo de Dios", las rescata y redime todas? 

Yo sé que Cristo hombre y Dios es para los jóvenes el punto supremo de referencia. ¡Lo sé!.
En el pórtico de la pasión que la liturgia pascual que  conmemoramos, sentimos resonar precisamente en el Evangelio, aquello   que nos  debe  hacer  meditar   como debo  vivir  mi  juventud, tomémos  como referencia  este pasaje  de  la  Sagrada Escritura  donde nos  dice entre las líneas de una cínica trama, la arcana palabra de Caifás que pensaba sacrificar al inocente "para que no perezca la nación entera. Esto -observa el Evangelista psicólogo- no lo dijo por propio impulso, sino que... habló proféticamente anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos por  el mundo" (Jn. 11, 50-51)

Esta profecía, queridos jóvenes, se ha cumplido. Cristo murió por los hombres, por los hombres de todas las generaciones que se suceden en la faz de la tierra. Cristo murió y con su muerte ha reunido, hermanándolos, a los hijos de Dios. 
La redención humana es obra suya: 
la unidad de los hombres es obra suya; 
y una y otra tienen un valor universal y duran para siempre, porque se alimentan en la inagotable virtud de su resurrección.

Es esencial, pues, creer en Cristo hombre y Dios: en Cristo muerto y resucitado; en Cristo redentor y que recapitula toda la humanidad. Si es viva e inquebrantable su adhesión a Él, les resultará más fácil resolver los problemas -pequeños y grandes- que se presentan en nuestra vida, tanto de individuos como de representantes de la nueva generación. En toda circunstancia de la vida jamás olviden que Dios amó tanto al mundo que dio su Hijo unigénito para nosotros (cf. Jn. 3, 16). Busquen  en su fe, las razones de esperar y el modelo de reaccionar, que es propio de los discípulos de Cristo.

Vigoricen, su fe; revivanla  si es débil. 
¡Abran las puertas a Cristo! 
Abran sus corazones a Cristo, 
acojanlo como compañero y guía de su camino.

En su nombre, estarán en disposición de preparar un porvenir más sereno, más humano para ustedes y para sus hermanos. Está en ustedes, sobre todo en ustedes, consagrarle el tercer milenio, que ya se perfila en el horizonte humano.

Jóvenes  de  todas  partes escuchen  esto: en ustedes ha sido abierta una profesión de fe en Cristo: Él no es solamente un gran hombre o un reformador social. Es el Hijo de Dios que se hizo hombre como nosotros. Él es el Redentor del hombre, que con su muerte ha redimido a todos haciéndolos hijos de Dios. Aviven su fe en Cristo, queridos jóvenes, y saquen  de Él la inspiración para su vida. 

El mundo ofrece tantos ejemplos de mal, de injusticia, de opresión del hombre, de muerte y amenazas de catástrofes. Ustedes deben denunciar el mal, pero sobre todo deben vivir el bien; deben denunciar la cultura de muerte que aflige al mundo con la eliminación de tantos seres aún no nacidos, con la guerra, con la marginación de los inhábiles y ancianos. Frente a todo ello, elijan la vida, y no sucumban  a la cultura de muerte que es también la droga, el terrorismo, el erotismo y otras formas de vicio. 

Pidan y  reclamen  su  puesto en la sociedad, alcen la  voz,  participen  en campañas   que ayuden  a  los  demás, pero sobretodo:  sepan colaborar con las generaciones pasadas, que lucharon como ustedes lo hacen. En una palabra: Abran el corazón a Cristo. Y con la fe y amor a Él, hagance su compañero de viaje, trabajando para que el próximo milenio sea más pacífico, más justo, más moral y solidario.

HAY QUE SOÑAR Y REALIZAR...



Soñar es subir muy alto… y luego quedar en el vacío.
Realizar es quedar a ras de tierra y luego perpetuarse en una obra.
Soñar es llegar a las nubes y tocar copos de nieve que luego se evaporan.
Realizar es llegar a los hombres y tocar heridas que luego son cicatrices.
Soñar es remontarse atraídos por tanto azul y bajar sin tonalidad clara y definidad.
Realizar es hundirse atraídos por tanto dolor… y encontrarse las manos llenas de cosas positivas.
Soñar es querer recorrer otras regiones en una forma etérea.
Realizar es querer ahondar en uno mismo, en una forma real.
Soñar es perseguir un lucero para nosotros.
Realizar es repartir chispas de luz en los demás.
Soñar es mirar cómo se ilumina el cielo… y apagarnos.
Realizar es palpar cómo se oscurece la tierra… y encendernos.
Soñar es pretender encontrar a Dios, abandonando a los hombres.
Realizar es pretender abrazar a los hombres para poseer a Dios.
Soñar es abrir los ojos para que llege el rocío.
Realizar es cerrar los párpados para ocultar una lágrima.
Soñar es divagar, perderse en lo que quisiéramos vivir.
Realizar es encontrarse y laborar con lo que tenemos que vivir, aunque no nos guste tanto.
Soñar es ver salir la luna tendidos en la arena.
Realizar es ver despuntar el sol inclinados en el surco.

Soñar es encontrar la semilla, sin saber dónde plantarla.
Realizar es fecundarlo todo y conocer muchos huecos por llenar.
Soñar es evadir este mundo para buscar otro.
Realizar es crear otro para suplir éste.
Soñar es poder bosquejar.
Realizar es poder esculpir.
Soñar es flotar en el cielo.
Realizar es navegar en el mar.
Soñar es acariciar una idea.
Realizar es besar una cruz.
Soñar es bueno, es la concepción, el inicio, el germen.
Pero realizar es su complemento, su continuidad y su culminación.
No lo olvides.

Y cuando sueñes, empieza a realizar.

TÚ ERES EL RESULTADO DE TI MISMO



No culpes a nadie, nunca te quejes de nada ni de nadie, porque fundamentalmente tu has hecho tu vida.
Acepta la responsabilidad de edificarte a ti mismo, y el valor de acusarte en el fracaso para volver a empezar corrigiéndote, el triunfo del verdadero hombre, surge de las cenizas del error.
Nunca te quejes del ambiente o de los que te rodean, hay quienes en tu mismo ambiente supieron vencer. 
Las circunstancias son buenas o malas según la voluntad y la fortaleza de tu corazón; aprende a convertir toda situación difícil en un arma para triunfar.
No te quejes por tu pobreza, por tu salud o por tu suerte, enfréntate con valor y acepta que de una u otra manera son el resultado de tus actos y la prueba que has de ganar.
No te amargues por tus fracasos, ni se los cargues a otros, acéptale ahora o siempre seguirás justificándote como un niño, recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar, y que ninguno es tan terrible para claudicar.

Deja ya de engañarte, eres la causa de ti mismo, de tu tristeza, de tu necesidad, de tu dolor y de tu fracaso, si tu has sido el ignorante, el irresponsable, tú y solo tu, nadie pudo haberlo sido por ti, no olvides que la causa de tu presente es tu pasado, como la causa de tu futuro es tu presente.
Aprende de los fuertes, de los audaces, imita a los valientes, a los enérgicos, a los vencedores, a quienes no aceptan situaciones difíciles, a quienes vencieron a pesar de todo.
Piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo y tus problemas sin aliento morirán; aprende a nacer desde el dolor y hacer mas grande que el mas grande de tus obstáculos.
Mírate en el espejo de ti mismo, comienza a ser sincero contigo mismo, reconócete por tu voluntad, por tu valor, y no por tu debilidad para justificarte.

Recuerda que dentro de ti mismo hay un Dios que todo puede hacerlo, conociéndote a si mismo serás libre y fuerte y dejaras de ser un títere de las circunstancias, tu mismo eres tu destino y nadie puede sustituirte en la construcción de tu propio destino.
Levántate, mira por la mañana y respira la luz del amanecer, tu eres parte de la fuerza de la vida, despierta, camina, muévete, lucha, decídete y triunfaras en la vida.
Nunca pienses en la suerte porque la suerte es: el pretexto de los fracasados.

Si caes; levántate, sacúdete el polvo y sigue avanzando.

sábado, 3 de enero de 2015

EL PASTEL DE DIOS.




A veces nos preguntamos:
¿Qué hice para padecer ésto?, o 
¿Por qué tenía que hacerme esto Dios? 

Aquí hay una explicación maravillosa y  muy sencilla  de  estas   cuestiones!

Una hija le cuenta a su madre como todo le va mal, está reprobando álgebra, su novio terminó con ella y su mejor amiga se esta cambiando de ciudad. Mientras, su mamá estába preparando un pastel y le pregunta a su hija que si quiere comer algo, y la hija dice, "Claro mamá, me encanta tu pastel."
- "Ten, tomate este aceite," le ofrece su madre. "PUF" dice la hija.
- ¿"Qué tal un par de huevos crudos"?
- ¡"Qué asco, Mamá!"
- ¿"Entonces quieres algo de harina? O ¿qué tal bicarbonato?"
- "Mamá, todo eso es asqueroso!" 

A lo cual la madre responde:
- "Sí, todas esas cosas parecen malas por si solas. Pero cuando las unes de la manera adecuada, hacen un pastel maravillosamente delicioso!

Así trabaja DIOS. Muchas veces nos preguntamos por qué nos permite pasar por tiempos tan malos y difíciles. Pero Dios sabe que cuando pone todas estas cosas en Su orden, ¡siempre trabajan para bien!


¡Solo tenemos que confiar en ÉL y, tarde o temprano, estas cosas harán algo maravilloso! DIOS está loco por ti. Te manda flores cada primavera y un amanecer cada mañana. Cuando quieres hablar... Él te escucha. Puede vivir en cualquier lugar del universo, Él escuchará tu corazón.

LA JUVENTUD...





 La juventud no es una edad, es un clima del corazón. 
Es voluntad, es imaginación, es pasión.
Los años marchitan la piel, renunciar al ideal marchita el alma.
Joven es aquel que se sorprende y se maravilla, que pregunta como el niño insaciable ¿y después.....? Desafía los acontecimientos y encuentra alegría en el juego de la vida.
Serás tan joven como tu fé tan viejo como tu duda, tan joven como tu confianza en ti tan joven como tu esperanza tan viejo como tu abatimiento.....

Permanecerás joven mientras permanezcas receptivo. Receptivo a cuanto es bello, bueno y grande. Receptivo a los mensajes de la vida de Dios...

Que nadie haya sido tan afortunado de darse cuenta de la mina de oro que tú eres, no significa que brilles menos.
Que nadie haya sido lo suficientemente inteligente para darse cuenta que mereces estar en la cima, no te detiene para lograrlo.
Que nadie se haya presentado aun para compartir tu vida, no
significa que ese día está lejos.
Que nadie haya notado los avances en tu vida, no te da permiso para detenerte.
Que nadie se haya dado cuenta la hermosa persona que tú eres, no significa que no seas apreciado.
Que nadie haya venido a alejar la soledad con su amor, no significa que debas conformarte con lo que sea.
Que nadie te haya amado con esa clase de amor que has soñado, no significa que tengas que conformarte con menos.
Que aun no hayas recogido las mejores cosas de la vida, no significa que la vida sea injusta.
Que Dios está pensando en una hermosa pareja para ti, no significa que tú no seas ya ideal.
Sólo porque tu situación no parece estar progresando por ahora, no significa que siempre será así.
Por eso:
Sigue brillando,
Sigue viviendo,
Sigue corriendo,
Sigue esperando,
Sigue siendo lo que ya eres...
Una creación divina de Dios.
Consciente y solidario.

"Al levantar Jesús sus ojos y ver que venía hacia El mucha gente, dice a Felipe: "¿Dónde vamos a comprar para que coman éstos?" (Jn. 6, 5)
Jesús levanta los ojos, observa, se entera, se informa y luego se solidariza con la muchedumbre que tiene hambre. Esa capacidad de fijar la mirada en los necesitados fue una cualidad que siempre acompañó a Jesús.
Es frecuente encontrar en la vida de Jesús pasajes en los que el Maestro demuestra una compasión infinita, como cuando se encuentra con la viuda que iba enterrar a su hijo único (Lc. 7,12-13), cuando sana al enfermo que llevaba 38 años con su padecimiento (Jn. 5, 5-6) y cuando ve al ciego de nacimiento (Jn. 9, 1).
Pero, ¿tenemos nosotros la misma compasión de Jesús? ¿Somos capaces de fijarnos en los necesitados que están a nuestro lado?

Jesús está consciente de la necesidad y además concientiza a otros. Aunque puede hacerlo solo, prefiere involucrar a los interesados en la solución de sus propios problemas. Por eso le pregunta a Felipe de dónde sacarían el dinero para alimentar a la multitud. Los discípulos ven la bolsa y sólo hay doscientos denarios. Pedro señala que un niño tiene cinco panes y dos peces.

QUERIDOS AMIGOS: TOMEN NOTA DE ESTO.


Hoy les aconsejo la lectura de un libro extraordinario.
Es extraordinario por su contenido pero también por el modo como se ha formado, deseo explicarlo brevemente, para que se pueda comprender su singularidad. Youcat tiene su origen, por decirlo así, en otra obra que se remonta a los años 80. Era un período difícil tanto para la Iglesia como para la sociedad mundial, durante el cual surgió la necesidad de nuevas orientaciones para encontrar un camino hacia el futuro. Después del concilio Vaticano II (1962-1965) y en el nuevo clima cultural, numerosas personas ya no sabían correctamente en qué debían creer propiamente los cristianos, qué enseñaba la Iglesia, si es que podía enseñar algo tout court, y cómo podía adaptarse todo esto al nuevo clima cultural.

El cristianismo en cuanto tal ¿no está superado? ¿Se puede todavía hoy ser creyentes razonablemente? Estas son las preguntas que se siguen planteando muchos cristianos. El Papa Juan Pablo II tomó entonces una decisión audaz: decidió que los obispos de todo el mundo escribieran un libro para responder a estas preguntas.
Me confió la tarea de coordinar el trabajo de los obispos y de velar a fin de que de las contribuciones de los obispos naciera un libro —me refiero a un verdadero libro, y no a una simple yuxtaposición de una multiplicidad de textos—. Este libro debía llevar el título tradicional de Catecismo de la Iglesia católica y, sin embargo, debía ser algo absolutamente estimulante y nuevo; debía mostrar qué cree hoy la Iglesia católica y de qué modo se puede creer de manera razonable. Me asustó esta tarea, y debo confesar que dudé de que pudiera lograrse algo semejante. ¿Cómo podía suceder que autores esparcidos por todo el mundo pudieran producir un libro legible?
¿Cómo podían, hombres que viven en continentes distintos, y no sólo desde el punto de vista geográfico, sino también intelectual y cultural, producir un texto dotado de unidad interna y comprensible en todos los continentes?
A esto se añadía el hecho que los obispos no debían escribir simplemente en calidad de autores individuales, sino en representación de sus hermanos y de sus Iglesias locales.
Debo confesar que incluso hoy me parece un milagro que este proyecto al final haya tenido éxito. Nos reunimos tres o cuatro veces al año durante una semana y discutimos apasionadamente sobre cada una de las partes del texto que mientras tanto se habían ido desarrollando.
En primer lugar se debía definir la estructura del libro: debía ser sencilla, para que los grupos de autores pudieran recibir una tarea clara y no tuvieran que forzar sus afirmaciones en un sistema complicado. Es la misma estructura de este libro; sencillamente está tomada de una experiencia catequética larga, de siglos: qué creemos / cómo celebramos los misterios cristianos / cómo obtenemos la vida en Cristo / cómo debemos orar. No quiero explicar ahora cómo nos encontramos con gran cantidad de preguntas, hasta que el resultado llegó a ser un verdadero libro. En una obra de este tipo son muchos los puntos discutibles: todo lo que los hombres hacen es insuficiente y se puede mejorar, y a pesar de ello se trata de un gran libro, un signo de unidad en la diversidad. A partir de muchas voces se pudo formar un coro porque contábamos con la partitura común de la fe, que la Iglesia nos ha transmitido desde los Apóstoles a través de los siglos hasta hoy.
¿Por qué todo esto?

Ya entonces, durante la redacción del Catecismo de la Iglesia católica, constatamos no sólo que los continentes y las culturas de sus pueblos son diferentes, sino también que en el seno de cada sociedad existen distintos «continentes»: el obrero tiene una mentalidad distinta de la del campesino, y un físico distinta de la de un filólogo; un empresario distinta de la de un periodista, y un joven distinta de la de un anciano. Por este motivo recomiendo que   juntos   descubrámos  este    documento que    no es muy  conocido y  que    tiene   un  contenido   muy   bueno para  ponerlo  en  práctica  en  nuestra  vida.

ERES LO MAS VALIOSO DELANTE DE DIOS

Entre la gente había muchos comentarios acerca de El. Unos decían: Es bueno. Otros decían: No, sino que engaña al pueblo". (Jn. 7, 12)
Por supuesto, no todos hablaban bien de El. Jesús generaba polémica. Ante El nadie se queda indiferente. Unos se pronuncian en favor, y otros, en contra; unos lo aceptan, otros lo rechazan.
Como hemos sabido desde el principio, a los oídos de Jesús llegaron muchas palabras de elogio, de estímulo, de reconocimiento mas estuvo dispuesto aesuchar otros comentarios menos gratificantes.
Veamos unos pocos ejemplos:

Los judíos en el Templo le dijeron:
"¿Qué señal nos muestras para obrar así?" (Jn. 2, 18).
"Trataban con mayor empeño en matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que llamaba a Dios su propio Padre" (Jn. 5, 18).
Sus propios Discípulos dudaron de El y lo abandonaron: "Muchos de sus discípulos, al oírle, le dijeron: Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?... Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás" (Jn. 6, 60-66).
Sus familiares cercanos lo conminaron a marcharse a Judea, pues, dice el Evangelio, ni siquiera ellos creían en El.
La gente a la que tanto favoreció murmuraba que "tenía el demonio" y "que de Galilea no sale ningún profeta".
Los fariseos decían que no podía venir de Dios porque no guardaba el sábado y se ufanaban en afirmar que "este hombre es un pecador".
Los guardias del templo le increparon su respuesta al Sumo Sacerdote con una bofetada; los soldados romanos le trenzaron una corona de espinas y se burlaban diciéndole: "Salve, rey de los judíos, y le daban bofetadas"; la muchedumbre le gritaba: "¡Fuera, fuera, crucifícale!".

Eres lo que vales delante de Dios

Estimado amigo,  que  lees  este  artículo  reflexiona  en lo  siguiente: 
¿hablan todos bien de ti? 
¿Has escuchado comentarios negativos respecto a ti mismo? 
¿Cuáles son los comentarios que más te han dañado? 
¿Tenía razón la gente que dijo eso?
Jesús nos enseña a aceptar también el rechazo, la crítica e incluso los desprecios. Si te molestas cuando hablan mal de ti, si no estás dispuesto a avanzar aún en medio de las murmuraciones, pídile a Jesús que te ayude a tener esa cualidad que El tuvo, de ser quien era, de conservar su autoestima aun en medio de la burla y el escarnio.

Recuerda que no eres más santo por lo que te alaben, ni más pecador por lo que te desprecien. Lo que eres delante de Dios, sólo eso eres ("Imitación de Cristo", Tomás de Kempis).

DIOS TOMÓ LA INICIATIVA PARA AMARTE



Dios te ama, y lo único que te pide es que creas en su amor, que creas en Él y confíes en su plan, más que en el tuyo.
Lo primero que Dios nos pide no es que lo amemos, sino que nos dejemos amar por Él. Sólo manifiéstale que quieres experimentar su amor por ti.
No se trata de que nosotros intentemos llegar a Él. Es Él quien quiere llegar a nosotros. No se trata de que nosotros lo alcancemos a Él, sino que nos dejemos alcanzar por Él. Antes de que nosotros empezaramos a buscarlo ya Él nos andaba buscando. Él tomó la iniciativa.
Un día Saulo de Tarso decidió perseguir a Jesús y emprendió el camino de Damasco para apresar a los cristianos. Sin embargo era Jesús quien lo iba persiguiendo a él, hasta que lo alcanzó y lo tiró del caballo. En ese momento Saulo quedó preso del amor de Jesús.
Dios lo sedujo y él simplemente se dejó seducir: (jer 20, 7)
escribiendo a los Gálatas les dice:
Ahora que aman a Dios: o mejor dicho, ahora que Dios los ama a ustedes: gal. 4,9
Es que no fueron los Gálatas los que amaron a Dios. Primero Dios los amó a ellos. El amor no consiste en que nosotros amemos a Dios sino en que Él nos amó primero: 1Jn 4,19
No fuimos nosotros los que lo elegimos a Él, Él nos eligió primero: Jn 15,16
Nosotros no le hacemos a Dios el favor de amarlo. Es Él quien nos favorece a nosotros con su amor que es eterno.
A veces nosotros buscamos a Dios y lo queremos amar.
Pero nadie puede amarlo si antes no ha experimentado su amor. Hay que hacer un alto, detenernos y dejarnos alcanzar por Él, por su amor.
Dios ama a todos los hombres, porque todos somos sus hijos y hechura de sus manos.
Ama a los buenos y a los malos, hombres y mujeres, católicos y protestantes, ateos o perseguidores de la Iglesia, sacerdotes, lideres sindicales, cabaretetas o prostitutas. Nos ama a todos porque todos somos sus hijos.

Dios no nos ama por lo que hacemos, sino por lo que somos: sus hijos, Dios no nos ama porque nosotros somos buenos sino porque el Bueno es Él. No nos ama porque nosotros lo amamos, sino porque Él es amor. 1 Jn 4,8.

Y DIJO DIOS:




Si nadie te ama, mi alegría es amarte.
Si lloras, estoy deseando consolarte.
Si eres débil, te daré mi fuerza y energía.
Si eres inútil, yo no puedo prescindir de ti.
Si estás vacío, mi ternura te colmará.
Si tienes miedo, te llevo sobre mis espaldas.
Si quieres caminar, iré contigo.
Si me llamas, vengo siempre.
Si estás cansado, soy tu descanso.
Si pecas, soy tu perdón.
Si me necesitas, te digo: Estoy aquí, dentro de ti.
Si estás a oscuras, soy lámpara para tus pasos.
Si quieres conversar, yo te escucho siempre.
Si me miras, verás la verdad de tu corazón.
Si todos te olvidan, mis entrañas se estremecen recordándote.
Si no tienes a nadie, me tienes a mí.

Si eres silencio, mis palabras habitarán en tu corazón.

DIOS NO SE DEJA GANAR EN GENEROSIDAD



Hemos escuchado decir: "Dando es como recibimos". Sólo los que tomamos la decisión de servir al Señor podemos experimentar la verdad y el alcance de esas palabras.
Nosotros nos ocupamos de las cosas de Dios y Él ya se ha ocupado y continúa ocupándose de las nuestras.

El modelo por seguir: Jesús
Un niño insistía para obtener el permiso necesario e ir a jugar con sus amigos; el padre, que no estaba satisfecho con el rendimiento escolar de su hijo, le negaba rotundamente dicho permiso, exhortándole más bien a estudiar.

Ante la inconformidad de su pequeño y al escucharlo reiterar la súplica, suspendió la lectura afanosa que tenía de el periódico y tomando una de las páginas en las que una línea aérea anunciaba sus vuelos a diferentes partes del mundo, rompió en pedazos la hoja e hizo con el niño el siguiente trato: "Te daré permiso cuando termines de armar el mapa del mundo que está en este anuncio". Así, pensó, al menos buscará un libro para ir observando dónde colocar los diferentes continentes y países.
La sorpresa de aquél padre fue mayúscula cuando, en muy poco tiempo, el hijo había concluido satisfactoriamente la tarea.

--¿Cómo lo lograste? --le preguntó al niño.
--Si me das permiso de ir a jugar te lo digo.
--Por supuesto, te prometí que saldrías al terminar de armar el mapa, pero ¿cómo lo hiciste tan rápido?

Entonces el ingenioso chiquitín fue volteando pedazo por pedazo la hoja, ante la mirada atónita de su padre, quien pudo descubrir el secreto, ya que al reverso del anuncio de la línea aérea, una tienda anunciaba las ofertas de ropa para damas y caballeros; el niño dijo: me puse a armar la figura de la mujer y el hombre que estaban a este lado y al darle vuelta quedó armado el mapa del mundo.
Qué sencilla manera de señalar por dónde comenzar el trabajo, si deseamos construir un mundo más equitativo, solidario y fraterno, debemos preparar a los hombres y mujeres capaces de hacerlo.
Las verdaderas soluciones, no debemos esperarla de sistemas, ideologías o programas, sino de aquellos que crean los sistemas, las ideologías y los programas. Sólo mentes lúcidas y creativas, pueden darnos respuestas lúcidas y creativas.

Las estructuras familiares, comunitarias, sociales, políticas, económicas, religiosas, etc., serán amplias o estrechas, según sea la visión de los que las conciben, las crean y las mantienen funcionando.

Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la solución está en la formación. Aquí está la pregunta crucial:
¿Qué tipo de hombre y mujer queremos formar?
¿Qué modelos tenemos en mente para ir señalando los rasgos característicos del ser humano que todos deberíamos encarnar?

La respuesta nos la dio hace  más de 2000 años un procurador Romano llamado Poncio Pilato, quien sin sospechar en lo mínimo el enorme significado de sus palabras, señalando a Jesús de Nazaret dijo: "Aquí tenéis al Hombre" (Jn. 19, 5)

¿SABES QUE ESLO QUE DIOS QUIERE DE TI?


Los que hemos tomado la decisión de perseverar en el camino de Dios, sabemos que la única manera de hacerlo es ocupándonos en las cosas de Dios y trabajando en la extensión de su Reino.
En cuanto la suegra de Pedro se sintió sanada por Jesús"...ella, levantándose al punto se puso a servirles" (Lc 4, 39), y cuando el hijo pródigo regresó arrepentido a la casa del padre venía con ganas de trabajar, por eso exclama: "Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros" (Lc 15, 19).

El que verdaderamente está decidido a cambiar el rumbo de su vida personal o familiar, no se conforma con arrepentirse de todo lo malo que ha hecho o a aumentar lo bueno que dejó de hacer.
La conversión verdadera es la que nos lleva hasta la entrega y el servicio.
Cuando Jesús manifestó a Zaqueo el deseo de quedarse en su casa, Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: "Daré Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien le devolveré cuatro veces más" (Lc 19, 8).

Como vemos, Zaqueo no se conforma con decir: Perdóname Señor por todo lo que he robado, te prometo que no robo más, con lo que robé me alcanza. Su decisión iba más allá. El llamado de Jesús se convierte en todo un programa de vida que desea realizar: daré, restituiré, compartiré... Esa es la actitud que debemos tomar los que deseamos escuchar como él las palabras de Jesús: "Hoy ha llegado la salvación a tu casa...".

¿Por dónde empezar?
Podremos empezar por darle gracias a Dios mediante breves períodos de oración, en diversos momentos del día (ejemplo: al despertar, antes de comer, al viajar juntos, al acordarse en las fechas de cumpleaños, aniversarios, etc.)

Luego participando activamente como familia en la Eucaristía dominical de nuestra parroquia.

Después de hacer esto, que es lo mínimo que se espera de un cristiano, damos dos pasos adelante cuando comenzamos a buscar con interés todo aquello que nos haga crecer en nuestra vida espiritual. Dedicamos tiempo para la lectura de la Palabra de Dios o de libros que nos la presenten con explicaciones sencillas, escuchamos con agrado la música o los mensajes que nos hables de Dios y, sobre todo, de mostrarse mutuamente por medio del servicio, el amor que se tienen en Cristo Jesús.

EL ESPÍRITU SANTO TE IMPULSA A LLEVAR LA BUENA NUEVA


¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio! Para esto me ha enviado el mismo Cristo. Yo soy apóstol y testigo. Cuanto más lejana está la meta, cuanto más difícil es el mandato, con tanta mayor vehemencia nos apremia el amor. Debo predicar su nombre: Jesucristo es el Mesías, el Hijo de Dios vivo; él es quien nos ha revelado al Dios invisible, él es el primogénito de toda criatura, y todo se mantiene en él. Él es también el maestro y redentor de los hombres; él nació, murió y resucitó por nosotros.
 Él es el centro de la historia y del universo; él nos conoce y nos ama, Él es el compañero y amigo de nuestra vida, hombre de dolor y de esperanza; él, ciertamente, vendrá de nuevo y será finalmente nuestro juez y también, como esperamos, nuestra plenitud de vida y nuestra felicidad.
 Yo nunca me cansaría de hablar de él; él es la luz, más aún, el camino, y la verdad, y la vida; él es el pan y la fuente de agua viva, que satisface nuestra hambre y nuestra sed; él es nuestro pastor, nuestro guía, nuestro ejemplo, nuestro consuelo, nuestro hermano. Él, como nosotros y más que nosotros, fue pequeño, pobre, humillado, sujeto al trabajo, oprimido, paciente. Por nosotros habló, obró milagros, instituyó el nuevo reino en el que los pobres son bienaventurados, en el que la paz es el principio de la convivencia, en el que los limpios de corazón y los que lloran son ensalzados y consolados, en el que los que tienen hambre de justicia son saciados, en el que los pecadores pueden alcanzar el perdón, en el que todos son hermanos.
 Éste es Jesucristo, de quien ya todos han oído hablar, al cual muchos de ustedes ya pertenecen, por su  con­dición de cristianos. A ustedes, pues, cristianos, les repito su nombre, a todos lo anuncio: Cristo Jesús es el principio y el fin, el alfa y la omega, el rey del nuevo mundo, la arcana y suprema razón de la historia humana y de nuestro destino; él es el mediador, a manera de puente, entre la tierra y el cielo; él es el Hijo del hombre por antonomasia, porque es el Hijo de Dios, eterno, infinito, y el Hijo de María, bendita entre todas las mujeres, su madre según la carne; nuestra madre por la comunión con el Espíritu del cuerpo místico.
 ¡Jesucristo! Recuerden siempre esto: él es el objeto perenne de nuestra predicación; nuestro anhelo es que su nombre re­suene hasta los confines de la tierra y por los siglos de los siglos.